
He de decir que la cima de San Donato - Beriain (1493 m.) siempre despertó en mi cierta curiosidad y admiración. Siempre veía su afilada figura en el autobús de Vitoria a Pamplona y me quedaba asombrado con las tremendas paredes que precedían a la cumbre. Y aumentó aún más su leyenda cuando hace 3 años intentamos ascender a su cumbre, pero debido al mal tiempo decidimos dar la vuelta. Confesaré que estaba bastante lejos de mi mejor forma, y sumado al poco uso que les había dado a las botas de monte, más el barro que había... vamos, que las pase muy putas pa lo poco que era. El año pasado, y tras convencer a los amigos (es una cumbre sin dificultad alguna...), decidimos ir en un día soleado y probar a subir. El comienzo era bonito, atravesando un pequeño bosque, pero pronto se llegaba a la dura ladera, sin un claro camino marcado, y sin un solo árbol que pudiera cobijarnos del sol abrasador. Poco a poco fuimos ascendiendo, y cuando llegamos a lo alto, por fin pudimos comprobar que había merecido la pena. Unas preciosas vistas de Aralar, Urbasa, Aizkorri, hasta el Gorbea y los Pirineos se veían. Y tras descansar un poco nos encaminamos, ya en la cima y por terreno casi llano, hasta la ermita de san Donato, donde paramos a disfrutar. Después de degustar los sabrosos bocadillos, volvimos a retomar el camino de bajada, que personalmente, me gusta bastante menos que el de subida. Tanto es así que tuvieron que esperarme abajo por mi poco ritmo; además Beriain se quedó con mi sudadera de Su ta Gar a modo de "sacrificio". Nos faltó agua en la bajada, dato que deberemos recordar para próximas salidas, pero el día estuvo muy muy bien, pese al gran cansancio que acumulamos.
Ahora ya tenemos un próximo objetivo, que espero poder realizar antes de que el mal tiempo se adueñe de estas tierras y haga imposible disfrutar de una buena ascensión.
¡Nos veremos en el Txindoki!
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