jueves, 21 de octubre de 2010

Estambul


En verano de 2009 (sí, ese verano dio para mucho) tuve la oportunidad de conocer Estambul. Esta gran ciudad nos impresionó ya por el viaje que nos tuvimos que meter en tren (el siempre recordado Bósforo Express, otro día hablaré de él) desde Bucarest a Veliko Tarnovo en unas 6 horas, y de Veliko a Estambul en otras 15 horas. La verdad que tras una noche memorable llegamos a Estambul a eso de las 9 o 10 de la mañana, y ya en la estación de tren se notaba algo distinto: el caos. Acostumbrados al orden reinante en estas tierras de Occidente, salimos a la calle para encontrarnos con una multitud de coches, motos, bicicletas, gente caminando por la carretera (en mucha menor medida que en Marrakech, pero también llamaba la atención). Tras coger un taxi con nuestros amigos ingleses-holandeses, llegamos a nuestro albergue, el Antique Hostel, situado a escasos metros de Santa Sofía y la gran Mezquita Azul. Subimos a la terraza y, tomándonos una buena Efes Pilsen, disfrutamos de una sisha con unas increíbles vistas del estrecho del Bósforo. Salimos hacia la explanada entre la Mezquita Azul y Santa Sofía, y entonces empezaron a orar en árabe desde los altavoces de la gran Mezquita, creando una atmósfera increíble. El interior tanto de la Mezquita Azul como de Santa Sofía eran impresionantes, y la verdad que aunque la entrada algo cara, Santa Sofía merece totalmente la pena. Cerca estaba también la gran Cisterna de Santa Sofía, impresionante también, con centenares de columnas y una misteriosa base de columna tallada con una cabeza de medusa girada, que se decía que provenía de una antigua civilización. Nos perdimos por el Gran Bazaar, con centenares, miles de tiendas de todo tipo, donde podías comprar turquesas, pashminas, camisetas de fútbol, todo tipo de especias y dulces, sishas, lingotes de oro... todo lo que pudieras llegar imaginar estaba allí, a un simple regateo de ser tuyo. Aunque no pudimos entrar, admiramos también la inmensa Universidad de Estambul, y nos acercamos hasta la Mezquita de Suleyman. Y como no, saboreamos los típicos kebabs, aunque ya casi empiezan a ser más tipicos del casco viejo de Vitoria que de Turquía (donde quedará el Eusko Kebab de Kutxi...). En definitiva, habrá que volver por allí para poder ver la Torre Galata o perdernos por el Palacio de Topkapi, pero la verdad es que para el poco tiempo que estuvimos y el intenso calor que hacía, aprovechamos bien la visita. Aparte de sus inmensos monumentos, creo que lo que enamora de Estambul es la mezcla de Oriente y Occidente, el parecer que estás en una ciudad totalmente occidental pero rodeado de la magia de Oriente...

miércoles, 20 de octubre de 2010

Montañas: Gavarnie


Hace unos años, en uno de los viajes con mis tíos a Cauterets que comenté en una entrada anterior, hicimos una excursión al Circo de Gavarnie. Se encuentra en el lado francés del macizo de Monte Perdido, junto al Parque Natural de Ordesa, y es una impresionante pared vertical de 1.500 metros de altura, en la que se puede ver una de las mayores cascadas de Europa, con 400 metros de caída libre, con aguas procedentes del Lago Helado de Monte Perdido. También se puede ver un pequeño glaciar, con inmensos bloques de hielo. El camino hasta la cascada no tiene mayor complicación, ancho, bien señalado y la verdad que con bastante gente, al estilo de la Cola de Caballo de Ordesa. En nuestro caso tuvimos la oportunidad de alquilar un burro para ayudarnos en la subida (que tampoco es que hiciera falta, pero éramos pequeños...) y la verdad que fue toda una experiencia. En los cinco únicos minutos que estuve subido en el burro, se fue directo a montar a una burra...

lunes, 18 de octubre de 2010

Trekking de los Annapurnas


Se trata de una ruta circular de unos 200km a realizar en unos 20 días, con un desnivel acumulado de... 13.000m de ascenso y otro tanto de descenso!! Durante el recorrido se atraviesan multitud de diferentes parajes, desde las selvas tropicales de las tierras bajas, hasta los paisajes casi desérticos de la alta montaña (se atraviesa el paso más alto apto para senderistas, a 5400 metros de altitud). Además, se pueden conocer pequeños poblados rurales de diferentes etnias, donde poder hospedarse en pequeños albergues y degustar la comida autóctona. La verdad que supongo que llegar hasta allá tendrá que ser toda una odisea, pero esos 20 días tengo por seguro que te tienen que liberar como nada en este mundo. Eso si, si hay intención de ir habrá que ponerse las pilas y empezar con los Pirineos más en serio, porque de no hacer casi montaña a meterse en pleno Himalaya... no es plan. Pero todo se andará, de aquí a unos cuantos años...Y además, allí por unos 10 euros al día ya te puedes arreglar entre alojamiento y comida, así que aparte de los vuelos no debe de salir tampoco excesivamente caro. Otra cosa más para apuntar en la agenda!

miércoles, 13 de octubre de 2010

Pueblos azules


Llama la atención como en diversos lugares los pueblos son de un color. El ejemplo más cercano, los pueblos blancos de Andalucía, cuyas casas están encaladas para así poder hacer más llevadero el habitual calor que suele haber por la zona. Ya en la entrada de Morocco hice referencia a un pueblo situado en el norte de Marruecos, Chefchaouen, que por no se qué razón tiene la mayoría de sus casas pintadas de un llamativo azul, lo que le da un atmósfera muy especial. Hace tiempo, y con vistas para después de acabar el MIR, aunque supongo que tendrá que esperar más, estuve investigando para hacer una rutilla por la India, atravesando el Rajastán. Así encontre la llamada Ciudad Azul, es decir, Jodhpur, situada a unos 200km de Jaipur. En este caso fueron los brahmanes (la clase alta de la época) los que comenzaron a pintar sus casas de azul para diferenciarlas de las de las clases más bajas. Pero con el tiempo, las castas más bajas se decidieron a imitar a los brahmanes y pintaron de azul sus hogares, para así da lugar a una imagen casi mágica en mitad del desierto del Rajastán, como si de un oasis se tratara. Ojalá pueda contemplar algún día ese mar de casas desde lo alto de la imponente fortaleza que domina Jodhpur...

domingo, 10 de octubre de 2010

Montañas: Lac de Gaube


Hace ya unos cuantos años solía ir con mis tíos a Cauterets, un pequeño y bonito pueblo situado en el Parc National des Pyrénées francés, en las cercanias del famoso pueblo de Lourdes. Según la época del año en que fueramos solíamos ir a esquiar o a hacer excursiones por los alrededores. En una ocasión, y partiendo desde la misma estación de esquí de Cauterets, emprendimos una bonita caminata entre los bosques (ayudados por un par de telesillas, por qué no decirlo) que nos llevaría hasta el bonito Lac de Gaube, situado frente al bonito pico del Vignemale (3298m). Tras la larga caminata tomamos un buen descanso aperitivo incluido en un pequeño bar situado en la orilla del lago, que supongo que servirá a su vez de refugio a los que quieran emprender la ascensión al Vignemale desde allí. Una de las cosas más impresionantes que recuerdo de aquellas excursiones es el Pont d'Espagne, situado en la entrada al parque natural, y en el que confluían varias cascadas en una pequeña garganta, donde el agua bajaba con una inmensa fuerza. En fin, que para variar, quisiera volver para poder conocer mejor aquella zona, hacer más excursiones y, por qué no, intentar alguna ascensión.

sábado, 9 de octubre de 2010

Camino de Santiago


En 2012 se cumplirá el décimo aniversario del Camino de Santiago que hice con mi buen amigo Rockilio y los demás compañeros del colegio (aunque recientemente he hecho con Leyre las etapas desde Roncesvalles a Pamplona). En nuestro caso, comenzamos el Camino en Astorga, provincia de León, y completamos los aproximádamente 270 kilómetros en 11 etapas. El mejor recuerdo es la gran solidaridad que se crea en situaciones como esa, en las que ya nos puede más pero siempre estás para ayudar a los que están peor. Recuerdo que, cuando subimos a O Cebreiro (7km de subida tras 20km de carretera) ibamos ya bastante fundidos, pero aún y todo bajabamos a ayudar y subir las mochilas de los compañeros que iban peor. Y es que el subidón que pegaba al llegar a la cima... solo fue comparable al de llegar a Santiago. Si en otra ocasión hubiera sido creo que hubiera bajado a por las mochilas de los demás quien yo te diga (y no lo digo precisamente por mí). La verdad que aparte de los preciosos paisajes que se atraviesan, el Camino es una oportunidad para conocerse mejor a sí mismo y, como no, a los demás, y no es raro que se forjen grandes amistades entre tanto kilómetro recorrido. No estaría mal rememorar en 2012 los pasos recorridos en 2002... todo se andará!

viernes, 8 de octubre de 2010

Couchsurfing experience


Couchsurfing es una página web desde la que puedes buscar alojamiento gratuito en casi cualquier lugar del mundo, durmiendo en el sofá de gente que lo presta a humildes viajeros como nosotros. Obviamente también puedes ofrecer tu sofá/cama/habitación para alojar a gente, aunque también cabe la posibilidad de ofrecerse para tomar algo o enseñar la ciudad a los huéspedes. La verdad que por ahora sólo he tenido la oportunidad de poder echar una mano a gente que buscaba piso de alquiler por aquí en Pamplona, pero encantaría probar esta forma de viajar. Me parece una gran iniciativa, co la que poder abrir más la mente al mundo, conocer otras culturas, aprender...y por qué no, hacer que este mundo sea algo mejor. Siempre queda la duda de si se encajará o no con el otro, pero al fin y al cabo, lo normal es que te quedes una noche o dos en su sofá, así que tampoco creo que dé mucho tiempo para conflictos. La verdad es que los amigos y conocidos que lo han probado hablan maravillas... así que habrá que surfear un poco por sofás ajenos!!

jueves, 7 de octubre de 2010

Veliko Tarnovo


En verano de 2009, y como parada intermedia de nuestro "interraíl" a Estambul, tuve la oportunidad de conocer junto con mis amigos esta bonita ciudad, antigua capital de Bulgaria. Lo más destacable fue la odisea tanto para llegar como para salir de allí. Para llegar tuvimos que coger un tren desde Bucarest, que en unas 6 horas nos llevó a Veliko; lo mejor era el calor que había fuera (unos 50 grados), que era aún mayor dentro. Suerte que los "revisores" tenían unas grandiosas latas de cerveza en su nevera particular, y que nos las vendían de buena gana. Además parecían no acabarse nunca! Total, que algo perjudicados ya llegamos a Veliko, acompañados por una simpática neozelandesa y un curioso personaje danés, donde nos recibió Phedio, el dueño del albergue donde nos ibamos a hospedar, y que más tarde nos invitaría a un licor casero (rakia) que hacía con su padre. Al día siguiente tuvimos la oportunidad de pasear por la ciudad, ver la gran fortaleza de Tsaverets y unas cuantas iglesias ortodoxas, bajo las exigencias del personajillo danés. Así pasamos el día, de iglesia en iglesia, hasta que llegó la tarde y abandonar la ciudad, para coger de nuevo el mismo tren (esta vez sin billete ni nada), que nos llevaría directamente hasta Estambul, en un grandioso viaje de 16 horas, en el que la verdad, nos pasó casi de todo. Compartir vagón-litera con unas gitanas contrabandistas, sobornar a los revisores, que nos cayeran cucarachas en la cara... pero todo esto da para mucho, así que ya lo contaré en otra ocasión.
¿Volver? Claro que me gustaría volver. Como decía Chris (más conocido como Charlie Rankle), aquel era el lugar perfecto para desconectar, lejos de todo, donde se respiraba una increíble tranquilidad. Además, no perdería la ocasión para visitar el Monasterio de Rila (aunque pilla algo lejos) y la región de los Siete Lagos, que tiene bastante buena pinta. Se intentará volver pues!

Mongol Rally


Se trata de una de las grandes aventuras que me gustaría llevar a cabo, y consiste en una carrera benéfica (no importa quién llega primero, sino llegar) que parte desde ciudades europeas (Londres, Barcelona) y tiene su destino final en la capital mongola, Ulan Bator. A parte de la inscripcion, cada equipo debe realizar una donación de mil libras, destinada a una serie de proyectos en el Tercer Mundo. Además, el coche debe tener más de diez años de antigüedad y ser de baja cilindrada, vamos, una mierdilla de coche, que una vez llegados a Ulan Bator, también hay que donar a la organización. Se puede volver desde allí con vuelos de Ulan Bator a Berlín o, si se prefiere continuar con otro gran viaje, coger el Transiberiano hasta Moscú. La verdad que tiene que ser toda una experiencia atravesar todo Europa y parte de Asia, pasar por Ukrania o Estambul (como aquellos con los que coincidimos en el albergue), parar en Samarcanda... En definitiva, 15.000km de carreteras y caminos en más de tres semanas tienen que dar para mucho. Ojalá algún día podamos hacer algo por el estilo, aunque una vez que uno se ponga a trabajar, no sé yo de donde sacaremos un mes o mes y pico de vacaciones. Todo se andará!

lunes, 4 de octubre de 2010

Debates nocturnos


El sábado se celebraba en Vitoria una especie de Oktoberfest en plan cutre (simplemente los katxis de cerveza eran a 3 euros hasta las 00:30...) y como buenos fieles a la cerveza, aunque alguno le esté poniendo los cuernos con el kalimotxo, allí que fuimos. Como suele ser habitual, las conversaciones fueron degenerando hacia los planes y viajes futuros. No hay como no tener tiempo libre para estar pensando todo el día a dónde se podría ir. Tras comentar la vuelta a Morocco, una escapada a San Petersburgo y Moscú, o el deseado viaje a la India que tendrá que esperar lo suyo, y como viaje friki surgió una duda: Tombuctú o Samarcanda. La verdad que Mali podría ser perfectamente el siguiente paso en África después de Marruecos, y el llegar hasta Tombuctú podría ser una buena idea. Esa era mi opción; la de Héctor en cambio era Samarcanda, en Uzbekistán. Comentó que era una ciudad de arquitectura islámica pero soviética de pensamiento (viva el vodka!), una ciudad milenaria situada en plena Ruta de la Seda. Aunque el que esté pegado a Afganistán... echa un poco para atrás (de momento, eso sí). Dentro de unos años eso no supondrá un problema, hasta entonces seguiremos debatiendo...

domingo, 3 de octubre de 2010

La Toscana italiana


El pasado Junio tuve la oportunidad de hacer una pequeña escapada a la Toscana para conocer Pisa y Florencia, gracias a los vuelos low-cost de cierta compañía que, entre otras cosas, pretende hacernos volar prácticamente de pie. La primera parada fue Pisa, y la verdad que quitando la famosa torre inclinada, poco más tiene para ver. Además, los treinta y pico grados, el hecho de haber dormido en la calle y el cansancio acumulado hacían que no tuvieramos muchas ganas. Cogimos un tren que nos llevó en poco más de una hora hasta Florencia, preciosa ciudad, eso si, atestada de turistas (que también nosotros lo éramos, todo hay que decirlo). La verdad que la ciudad tiene un encanto especial: el poder pasear por calles cargadas de historia, admirar el tremendo poder que tenían en el Renacimiento familias como los Medici, saborear un rico helado italiano viendo como se pone el sol frente al Ponte Vecchio... no tiene precio. Y qué decir del gran David de Miguel Angel; no soy muy aficionado el arte pero ante semejante escultura no puedes hacer nada más que abrir la boca y quedarte mirando embobado durante un rato largo. Pudimos ver muchísimas más cosas, cierto, y la verdad es que me quedé con ganas de conocer más aquello (que raro...). Volveré y conoceré más a fondo esta zona, no solo Florencia, porque hay lugares como Lucca, Siena y su palio, San Gimignano (el Manhattan del Renacimiento), los paisajes de Chianti... Queda mucho por ver, y para hacer algo alternativo, por qué no darse un chapuzón en las termas de Saturnia! Lo dicho, volveré más tiempo y con más ganas.